
Ante la atónita mirada de los agentes de policía que custodiaban el edificio, Pineda, de 45 años, se acercó a la bici, forzó el candado y casi arrancó la valla en la que estaba sujeta, según relata el diario Los Ángeles Times.
Los oficiales no tardaron en detener al presunto ladrón de bicicletas, que en un primer momento argumentó que era suya pero había olvidado la llave.
Después de que el verdadero propietario se personase para identificar la bicicleta, Pineda volvió al calabozo del juzgado en el que empezó una jornada para olvidar.